Blogia
sinletras...Peroconpalabras

Cantos Sagrados desde Colombia...

Cantos Sagrados desde Colombia... Palabras dedicadas a los hermanos colombianos, quienes con mucho amor, nos arrullaron cada noche mientras avanzamos jubilosos a Santiago..

Silvia y Fernando...

Ella, de rostro sonriente, no por estar todo el tiempo riendo sin razón alguna, sino más bien por su semblante reposado y sereno. En igual concordancia, sus faldas, su ropa y su apariencia, reflejan una serenidad y plenitud personal poco común en la mayoría... no menos su conversación: respetuosa, cálida, sincera, abierta, directa y nunca - jamás- exenta de mucha chispa y un amplio sentido del humor. Ella estuvo en todo momento, a la altura de las circunstancias, con la palabra sabia y oportuna; caminando los trechos acordados –a su ritmo, eso sí- siguiendo los itinerarios; exigiendo sus derechos; cumpliendo sus deberes... Sigilosa, segura, serena, intuitiva, observadora nata...

El, hombre igualmente sereno, aplomado, de características similares; pero expresadas a su muy personal estilo... ese estilo propio del que tiene una auténtica personalidad. Educado, callado, sereno, considerado, caballero a carta cabal... Cualidades todas camufladas en un hablar igualmente discreto pero directo, inteligente y enriquecedor. De andar seguro, sin quejas ni aspavientos. Se adapta, cumple, sugiere y aporta...

Juntos, son fiel ejemplo del complemento armonioso entre dos... acoplados siempre, tanto en sus compañías como en sus soledades; en perfecta concordancia con ese mito o quimera, eso tan pocas veces visto, tan pocas veces logrado, del amor en libertad... Ver a uno en un sitio, y al otro muy lejos del primero, (cosa muy frecuente); era un síntoma curiosamente inexplicable y generalizado de que definitivamente, estos dos estaban muy cerca el uno del otro...

Un día de tantos, los ví abrazarse muy profundamente por un largo rato, envueltos en un silencio envidiable, de esos cargados de mil palabras que no necesitan ni pueden ser pronunciadas para ser escuchadas... sellaron así en total y absoluta plenitud e identificación mutua, su integración definitiva y total a la experiencia grupal, aislándose del resto en unión perfecta, viviendo en todo su alcance el instante sagrado e infinitamente hermoso, pleno y verdadero... Ellos muy pocas veces estaban juntos, sin embargo -e indudablemente- eran la pareja más firmemente unida, estable y sólida de todas... precisamente por eso, porque sabían ejercer la unión en libertad plena, en sabiduría y verdadero Amor...

Al unirse en cantos, brillan con luz propia, sin alardes, iluminando y arrullando nuestros espíritus cada noche, con melodías milenarias, misteriosamente familiares para nuestras almas... que removían nuestras fibras al ritmo de danzas de corazones que inexplicablemente bailábamos con destreza, y aún cuando nuestros pies destrozados y entumecidos, punzaban nuestros pases, nos movíamos con el gozo absoluto de quedar envueltos en aquellos ritmos sagrados...
Luego, sigilosos, cuando todo terminaba, se mostraban en su más auténtica belleza, recogiendo sus guitarras en silencio, desplegando su grandiosa humildad, sin más ceremonia que el esmero del que se sabe verdadero; del que se ha entregado por completo, del que se quiere a sí mismo por lo que es y por lo que hace... del que no desprecia - pero tampoco necesita- reconocimiento ajeno, para saberse amado o valioso.

Así eran, así SON, así ví, a Silvia y Fernando: Dos ejemplos de persona, de artistas, de pareja, de amistad, de Humanidad...
Gracias, Silvia, Gracias, Fernando!

0 comentarios